¿Cómo estimula la música al cerebro?

La música y el cerebro

La neurociencia de la música es el estudio científico de los mecanismos cerebrales que intervienen en los procesos cognitivos subyacentes a la música. Estos comportamientos incluyen la escucha, la interpretación, la composición, la lectura, la escritura y las actividades auxiliares de la música. También se ocupa cada vez más de las bases cerebrales de la estética y la emoción musicales. Los científicos que trabajan en este campo pueden tener formación en neurociencia cognitiva, neurología, neuroanatomía, psicología, teoría musical, informática y otros campos relevantes.

La neurociencia cognitiva de la música representa una rama importante de la psicología musical, y se distingue de otros campos relacionados, como la musicología cognitiva, por su dependencia de las observaciones directas del cerebro y el uso de técnicas de imagen cerebral como la resonancia magnética funcional (fMRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET).

Los sonidos consisten en ondas de moléculas de aire que vibran a diferentes frecuencias. Estas ondas viajan hasta la membrana basilar de la cóclea del oído interno. Las distintas frecuencias de sonido provocan vibraciones en distintos puntos de la membrana basilar. Podemos oír diferentes tonos porque cada onda sonora con una frecuencia única se correlaciona con una ubicación diferente a lo largo de la membrana basilar. Esta disposición espacial de los sonidos y sus respectivas frecuencias que se procesan en la membrana basilar se conoce como tonotopía.

Tu cerebro en la música

¿Puede la música afectar realmente al bienestar, el aprendizaje, la función cognitiva, la calidad de vida e incluso la felicidad? Un reciente estudio sobre la música y la salud del cerebro realizado por la AARP reveló algunas conclusiones interesantes sobre el impacto de la música en el bienestar cognitivo y emocional:

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Son resultados bastante impresionantes, sin duda. Sin embargo, esta encuesta online de 20 minutos tiene algunas limitaciones. Por un lado, incluyó a 3.185 adultos estadounidenses mayores de 18 años; es un número pequeño si se extrapola a 328 millones de personas en todo el país. Por otro lado, se trata realmente de una encuesta sobre las opiniones de la gente. Por ejemplo, aunque la gente puede decir que su salud cerebral es “excelente”, no había ninguna medida objetiva de la salud cerebral, como una resonancia magnética, o incluso una prueba para medir su cognición.

Por último, aunque las valoraciones fueran ciertas, los resultados son sólo correlaciones. No prueban que, por ejemplo, fuera la exposición a la música de niño lo que condujera a una mayor capacidad de aprender cosas nuevas. Puede ser igualmente probable que los niños criados en hogares más acomodados tuvieran más probabilidades de estar expuestos a la música y de recibir una buena educación que les permitiera aprender cosas nuevas con facilidad más adelante.

Efectos de la música

El papel de la música en la terapia ha experimentado algunos cambios drásticos en los últimos 15 años, impulsados por los nuevos conocimientos de la investigación sobre la música y el funcionamiento del cerebro. Sin embargo, estos cambios no se han reflejado en la conciencia pública, ni siquiera entre algunos profesionales.

Los investigadores biomédicos han descubierto que la música es un lenguaje auditivo muy estructurado que implica una compleja percepción, cognición y control motor en el cerebro, y que por tanto puede utilizarse eficazmente para reentrenar y reeducar el cerebro lesionado. Aunque los primeros datos que mostraban estos resultados fueron recibidos con gran escepticismo e incluso resistencia, con el tiempo la acumulación constante de pruebas de investigación científica y clínica ha disminuido las dudas. Actualmente, los terapeutas y los médicos utilizan la música en la rehabilitación de una forma que no sólo está respaldada por los resultados de la investigación clínica, sino también por la comprensión de algunos de los mecanismos de la música y la función cerebral.

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Los rápidos avances en la investigación musical se han introducido rápidamente en la terapia neurológica (véase el recuadro) en los últimos 10 años. Tal vez debido a esta rápida introducción, la percepción tradicional del público de la música como un complemento “suave”, un bello lujo que no puede ayudar realmente a curar el cerebro, no se ha puesto al día con estos avances científicos.

Beneficios de la música

El campo de la música y la neurociencia se está expandiendo enormemente y está indicando muchas formas beneficiosas en las que la música puede involucrar y cambiar el cerebro. Analicemos cómo la música afecta al cerebro y al estado de ánimo al implicar la emoción, la memoria, el aprendizaje y la neuroplasticidad, y la atención. Al observar las numerosas formas en que la música afecta al cerebro, podemos empezar a entender cómo la creación de un programa musical coherente puede dirigirse a ciertas funciones cerebrales y mejorarlas.

Las investigaciones indican que la música estimula las emociones a través de circuitos cerebrales específicos. Podemos ver fácilmente cómo la música y el cerebro activan el estado de ánimo y las emociones cuando un niño sonríe y empieza a bailar al ritmo de una canción. Está experimentando un estado de ánimo elevado de alegría por la música. También lo vemos cuando padres e hijos conectan a través de la canción. ¿Has escuchado alguna vez a una madre cantar una nana a su bebé recién nacido? Probablemente sea una de las experiencias más significativas de vinculación entre personas que pueda presenciar.

Además de que la música afecta al cerebro como experiencia emocional, también es una experiencia física. Una de las razones es una hormona relacionada con el vínculo afectivo llamada oxitocina. La “hormona del abrazo”, como se la llama a veces, puede liberarse al cantar. No es de extrañar que la música sea una experiencia emocional tan profunda en la mente de la madre y del niño.