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La pobreza, la desigualdad, el sistema de castas y la corrupción son algunas de las cuestiones candentes que se abordan en la recién estrenada película “El tigre blanco”. La película, de poco más de dos horas de duración, nos despierta de una eterna siesta de cuento de hadas y nos abofetea con la cruda realidad del mundo actual. Echemos un vistazo a las tres lecciones de vida que podemos aprender de esta película tan bien elaborada que hasta hace poco era la número 1 en Netflix.
No des por sentadas tus bendiciones: La mayoría de los que estamos leyendo este artículo hemos tenido la suerte de nacer en una familia con ingresos estables. Comemos lo que queremos, salimos con nuestros amigos donde queremos y tenemos acceso a la mejor educación que ofrece nuestro país. Pero, ¿estamos satisfechos?
Es evidente que no. Nos sentimos frustrados porque no podemos pasar nuestras vacaciones en las Maldivas como nuestras estrellas de Hollywood favoritas o no podemos comprar esa ropa de marca tan cara. Mientras tú lloras por ese zapato Yeezy tan caro, 13 millones de niños sólo en Estados Unidos lloran por comida.
Hombre empujando un carro
El tigre blanco, la primera novela del autor indio australiano Aravind Adiga, ganadora del Premio Man Booker 2008, es un apasionante relato sobre la pobreza y la delincuencia en la India actual, que sigue el ascenso de un trabajador indio pobre, que pasa de aldeano indigente a chófer y a exitoso empresario de poca monta. El libro examina cómo las personas de clase baja afrontan o intentan escapar de la pobreza, el sistema de castas, la desigualdad de ingresos, la corrupción, la globalización y otros sistemas que los atrapan: el “gallinero”, como lo llama el protagonista.
Adiga dedicó El tigre blanco a su gran amigo Ramin Bahrani, al que conoció mientras asistía a la Universidad de Columbia. Bahrani escribió y dirigió la adaptación cinematográfica, que se estrenó en los cines a principios de este mes y ya está disponible para su visionado en Netflix. Los fans del libro estarán encantados de ver que la película se ciñe bastante a su material original, pero hace algunos ajustes en la historia (lo que, según algunos críticos, es el punto débil de la película). A continuación desglosamos las similitudes y diferencias entre ambas.
Tigre blanco panzer
En la escena inicial de El tigre blanco (2021) de Netflix, una pareja borracha da un volantazo y sacude su todoterreno en una noche de smog en Nueva Delhi. Pinky, interpretada por Priyanka Chopra, se aferra al volante con ambas manos; se siente imprudente. Se dirige a su marido Ashok (Rajkummar Rao): están coqueteando, están actuando intencionadamente de forma arriesgada, su derecho acelerado por la bebida. En el asiento trasero está Balram (Adarsh Gourav), su chófer, sonriente pero estresado, rogándoles que sean prudentes. Pinky pisa el acelerador y aparta los ojos de la carretera. Ocurre lo inevitable: atropella a un niño cuando se sale de la acera, iluminado por un segundo por los faros blancos del coche.
La película, basada en la novela homónima de 2008 de Aravind Adiga (y ganadora del Man Booker ese mismo año), muestra una India que, en su auge postindustrial y postindependentista, se rige por sistemas de exclusión, corrupción y extorsión. Sus personajes son indios de casta superior súper ricos que recorren el país a toda velocidad con tarjetas de crédito ilimitadas y sin conciencia. Se nos empuja a observar de cerca la degradante dinámica interpersonal que se desarrolla entre los que se sientan al volante cuando ocurren las tragedias y los que se ven obligados a afrontar las consecuencias. Más tarde, la familia de Ashok coacciona a Balram para que firme una confesión, haciéndole asumir la responsabilidad del crimen.
Fahrenheit 451
“En la India sólo hay dos tipos de personas: las que tienen la barriga grande y las que tienen la barriga pequeña. Estaba atrapado, y no creas ni por un segundo que hay un concurso de un millón de rupias que puedes ganar para salir de él”.
Netflix presenta una película escrita y dirigida por Ramin Bahrani, basada en el libro de Aravind Adiga. Clasificada R (por lenguaje, violencia y material sexual). Duración: 125 minutos. Disponible el viernes en Netflix.
Y con esas palabras, nuestro narrador y antihéroe se dirige a los “Slumdog Millionaire” de la sala y nos dice que, aunque “El tigre blanco” pueda tener similitudes superficiales con el éxito mundial de 2008 de Danny Boyle y ganadora de ocho Oscar, esta historia particular de un ambicioso “don nadie” indio que llega a la cima va a ser mucho más oscura y cínica: un cuento de hadas fracturado sobre los sacrificios que provocan cicatrices y los brutales compromisos morales que hace un joven cuando se niega a dejar que nadie le detenga en su intento de convertirse en una fuerza a tener en cuenta.
Dirigida con una estructura similar a la de “Goodfellas” y un estilo llamativo por el talentoso Ramin Bahrani (“Man Push Cart”, “Chop Shop”) y adaptada de la premiada novela de Aravind Adiga, “The White Tiger” está protagonizada por Adarsh Gourav en un espectacular debut como actor en el papel de Balram Halwai, el hijo pobre de un conductor de rickshaw que consigue un trabajo como conductor de limusinas para un rico descendiente llamado Ashok (Rajkummar Rao) y su esposa Pinky (Priyanka Chopra), nacida en Brooklyn, que acaban de regresar de una larga estancia en Estados Unidos para vivir en Bangalore. Aunque Balram es tratado como un esclavo por el rico, poderoso y corrupto padre de Ashok (Mahesh Manrekar), se congracia con Ashok, que a veces trata a Balram más como un mejor amigo que como un empleado, y con Pinky, que le anima a seguir sus sueños, a liberarse del sistema de castas y a labrarse su propio camino hacia el éxito y la felicidad.